La Hematofobia


La hematofobia, o fobia a la sangre, es un temor irracional y desmedido ante cualquier hecho relacionado con la sangre: jeringuillas, heridas, hospitales… Este hecho puede ser propio o ajeno.

La hematofobia es un tipo de fobia específica que se diferencia claramente del resto de fobias específicas por tener una respuesta bifásica. Vamos a ver qué quiere decir esto de respuesta bifásica. Normalmente, cuando estamos ante un caso de fobia específica, el individuo que la padece sufre una serie de síntomas cuando se ve expuesto ante aquello que le produce un miedo irracional. Estos síntomas aparecen cuando la persona se siente en peligro y van desapareciendo paulatinamente con el paso de los minutos u horas. En cambio, en la respuesta bifásica tendremos en principio un aumento de la respuesta cardiovascular que va a disminuir de forma brusca al momento dando lugar a mareos vómitos, sudores e incluso el desmayo en alguna que otra ocasión.

Vive sin ansiedad

La hematofobia puede tener graves consecuencias en la persona que la padece ya que por ejemplo, evitará toda costa realizarse unos análisis de sangre, hecho que puede salvar la vida en más de una ocasión al detectarse cambios en los niveles de los componentes de la sangre, lo que puede significar el comienzo de una grave enfermedad.

¿Cuál es la causa que origina la hematofobia? Al igual que ocurre con el resto de fobias específicas, la hematofobia puede originarse por muchas y variadas causas. En muchas ocasiones este tipo de fobia es el resultado de un trauma por una experiencia vivida, mientras que otras veces puede haberse “aprendido” desde niño de un adulto cercano.

En cuanto al tratamiento, tenemos que tener claro que como la respuesta es diferente a las sufridas en otro tipo de fobia, el tratamiento no va a ser el mismo que en el resto de fobias específicas. Si bien es cierto que en ambos casos el tratamiento más efectivo es la terapia cognitivo-conductual, tenemos que saber que el mecanismo a seguir no va a ser el mismo en la hematofobia y en el resto de fobias específicas.

En el caso de la hematofobia va a ser completamente necesario que antes de exponer al individuo a aquello que le genera tanto terror, se le prepare para lo que va a experimentar, es decir, es necesario que aprenda a manejar las respuestas de su cuerpo para evitar que su sistema cardiovascular experimente subidas y bajadas que le hagan encontrarse realmente mal.

La técnica que se emplea en estos casos es la exposición con terapia de tensión aplicada. En ella se enseña al individuo a tensar los músculos de su cuerpo para evitar esa bajada que mencionábamos de su sistema cardiovascular. Una vez que aprenda a manejar estas situaciones es cuando ya se le podrá exponer de forma gradual a aquello que le produce la fobia.

Aquellas personas hematofóbicas, por normal general, suelen padecer también fobia a sufrir cualquier tipo de daño, afectando con ello gravemente a la vida del individuo, sobre todo en el ámbito de la salud.

Beatriz Wandosell

Vive sin ansiedad

No hay comentarios:

Publicar un comentario